miércoles, 26 de diciembre de 2012

Mi pareja me ha desilusionado


Todo lo que experimentamos en la vida es gestado por nosotros mismos. Es decir, tú quisiste voluntariamente relacionarte con la pareja que tienes en este momento, porque ella tenía algo muy importante que mostrarte.

Hoy, en un momento de reflexión puedes recordar todo lo que él o ella te inspiró para que quisieras vivir esa experiencia de pareja. Es posible que muchas de las características más atrayentes que viste en esa

sábado, 1 de diciembre de 2012

Aclarando conflictos con la pareja


En planos superiores los conflictos no existen, porque todo tiene su explicación y su lógica. Todo conflicto se genera por falta de entendimiento, por una visión limitada o por una mirada subjetiva del que cree observar un conflicto.

Aclarar los conflictos con la pareja nos ha resultado muy complicado por que cada uno observa la situación desde su propio y particular punto de vista. Existe una fuerte  inclinación a sostener

viernes, 2 de noviembre de 2012

La relación de pareja, una medida de tu amor


La relación de pareja es la instancia que mas pone a prueba el amor a sí mismo. Una relación de pareja parece estar diseñada justamente para eso, para encontramos frente a frente con lo que significa amarse a sí mismo y amar al prójimo en la persona de la pareja, dejando al descubierto todas las falencias que tengamos hasta ese momento.

Para que una relación pueda sostenerse en armonía y plenitud, es necesario que el amor que la une sea

jueves, 11 de octubre de 2012

Esperando a que mi pareja se decida



En las relaciones de pareja es muy fácil confundir hasta donde llega el alcance de las decisiones de cada uno de los integrantes. Algunas personas detienen su vida porque su pareja no se puede decidir a separase definitivamente de ellas, porque no se decide a volver a restablecer la relación o porque no se decide a avanzar o profundizar la relación.

Si estás dispuesto a darle el tiempo necesario a tu pareja para que pueda decidirse y te encuentras en paz en la espera y disfrutas del camino, entonces no hay ningún problema para esperar que tu pareja se decida. Pero cuando tu vida se queda paralizada, cuando tu ser se retuerce por la angustia y la espera se hace dolorosa, entonces estás en una espera que consume tus energías y te debilita en vez de ayudarte a ser más feliz.

Bajo estas circunstancias bien vale meditar si no estarás tratando de forzar alguna decisión de parte de tu pareja porque en el fondo de tu inconsciente no quieres aceptar una ruptura o estás queriendo sostener algo que ya no existe bajo el pretexto de que es tu pareja la que no se decide mientras sigues sosteniendo los pocos hilos que quedan de lo que fue. También vale meditar si no estarás tratando de pasar una decisión personal a tu pareja porque no estás claro y no sabes realmente lo que quieres hacer.

Lo cierto es que la vida de una persona no puede quedar detenida porque su pareja no es capaz de decidir. Es posible que la pareja no tenga desarrolla la claridad o la honestidad suficiente para expresar su decisión personal. La pareja puede realmente estar indecisa o puede que simplemente no tenga la valentía suficiente para cortar o restablecer la relación en forma clara y decidida.

Si una espera te hace sufrir, es porque quieres sufrir en la espera. De alguna manera ganas algo en esa espera. Puedes estar queriendo ganar tiempo suficiente para decidir tu mismo, puedes estar queriendo sostener una ilusión que no quieres terminar por miedo a perder la posibilidad y quedarte solo, puedes estar deseando ganar una batalla en la que no soportarías perder o puedes estar queriendo responsabilizar a tu pareja de tu sufrimiento.

Cuando una espera de decisión te hace sufrir, en realidad solo tú puedes decidir. Puedes decidir seguir en la espera o puedes decidir buscar la salida. Las razones que tenga tu pareja para no decidir pueden ser muchas y muy variadas. Estas pueden sustentarse en raíces muy profundas de problemas no resueltos del clan familiar, puede tratarse de inseguridades interiores enormes que no le permiten resolver o puede tratarse de un juego para alimentar energías del ego.

Idealmente resultaría útil conocer las razones que sustentan la indecisión de tu pareja, pero aun más importante que eso es conocer las razones que te atan a ti a esa espera dolorosa. Lo que sucede contigo es lo más importante aquí y en toda situación de tu vida. Que quieras seguir sufriendo no tiene sentido y no te llevará a nada nuevo y agradable. Una espera dolorosa desgasta tu sistema energético y consume las energías que podrías utilizar para realizarte en la vida.

Si estas drenando tus energías en una relación que te hace sufrir, eso significa que estas dispuesto a perder tus valiosas energías por causas ajenas que tú mismo permites y no por causa de tu pareja.  Cuando haces esto, estas afirmando que te abandonas, que dejas de considerarte importante para ti mismo, que pasas a un segundo plano y entregas tu poder de decisión a otras manos que no son las tuyas. Demuestras que no estás siendo valiente para cuidarte, para proveerte del amor a ti mismo, que en definitiva es el único que puede sustentar tu vida en alergia y bienestar.

Siempre que te encuentres frente a una pérdida de interés por cuidarte y proporcionarte bienestar y dicha, tendrás que alimentar el amor a ti mismo que es el único capaz de ayudarte para superar tus tristezas y angustias, el único que puede darte el valor y el empoderamiento que necesitas para transitar esta vida en plenitud. Dejar este cuidado de ti mismo en manos ajenas no te permitirá ser feliz.

Patricia González.
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sábado, 1 de septiembre de 2012

Las heridas de amor



No existe algo más hermoso y más grandioso que el amor. Si hemos quedado heridos en su nombre, es porque algo ajeno al amor ha andado de visita en nuestra mente y ha interrumpido su amorosa y dichosa energía que fluye naturalmente desde el corazón.

 Muchas veces, en medio de las complicaciones, pensamos que el amor se ha ido, que nos ha abandonado y que por eso sufrimos. Pero el amor no puede abandonarnos nunca porque estamos hechos de amor, si eso sucediera moriríamos. Lo único que nos puede hacer sufrir es creer que se ha ido. 

Nuestros pensamientos están siendo muy limitados cuando creemos que el amor puede ir y venir como si fuera un visitante muy importante que en algún momento nos bendice con su presencia y que en cualquier momento se va dejándonos el sabor amargo de su partida. Cuando quedamos heridos es porque nos hemos confundido, hemos pensado que el amor es ese sentimiento basado en la imagen idealizada de nuestra pareja, la que tarde o temprano tendrá que  desaparecer.

Toda imagen idealizada se esfumará con el tiempo y quedará la persona real frente a nuestros ojos, con todo su ser en evolución.  Este ser real no calza con la imagen perfecta que hicimos de él y es cuando el amor debe hacer un giro radical, que pasa por un acto de voluntad, más que por un hechizo de Cupido.

El amor de pareja se convierte en una pesadilla si insistimos en querer seguir manteniendo esa imagen idealizada de nuestra pareja y se convierte en una bendición si entendemos que se han de encontrar dos mundos absolutamente diferentes con la finalidad de emprender un nuevo rumbo construido por los dos. Este nuevo mundo se crea por medio de la voluntad y por medio de la decisión de querer lograr entendimiento. Los sentimientos acompañarán la nueva vida en común, pero el entendimiento los guiará.  Sin entendimiento se perderán y la aventura terminará en dolor.

Sin entendimiento habrá discusiones sin resolver, malos entendidos, quejas y reclamos, acusaciones y odio. Con entendimiento, habrá superación, consenso, equilibrio, crecimiento y paz aun en medio de grandes desafíos. 

Las heridas más profundas y más dolorosas son aquellas que se han formado a base de mucho tiempo de resignación e impotencia para resolver los inconvenientes al interior de la pareja, después de que ha faltado el entendimiento.

Estas heridas nos pueden enseñar mucho, pero en realidad no es necesario aprender por medio del dolor. Podemos aprender las mismas lecciones en medio del entendimiento y con seguridad aprenderemos mucho más.  Si en vez de sentirnos heridos tratamos de comprender lo que sucede, avanzaremos en medio de un ambiente grato y amoroso que facilitará todo el proceso. Si bloqueamos la buena voluntad para ver más allá de las aparentes heridas, estaremos bloqueando la fuerza del amor que puede hacer milagros.

No es el amor el que se va, somos nosotros los que bloqueamos su actuar. Nosotros decidimos a voluntad que ya no queremos más, que ya no soportamos más, que eso sea insostenible y que sea imposible de mejorar. El amor no piensa así. El amor es la única fuerza capaz de sobre ponerse a cualquier circunstancia, es lo único que resuelve y lo único que funciona. Si en estos momentos no queremos aceptarlo así, la vida nos dará una nueva oportunidad hasta que lleguemos a comprender que sin su ayuda no podemos triunfar.

Nosotros no vemos la realidad completa y por lo tanto tenemos una mirada parcial de lo que está sucediendo. Creemos que nuestra pareja nos puede herir sin darnos cuenta de que somos nosotros los que estamos fijando los ojos en lo negativo que renegamos en nosotros mismos y que es reflejado por la pareja. Estamos tan convencidos de que el otro está mal, que ni siquiera imaginamos que se trate de una ceguera nuestra.

Que difícil se nos hace aceptar que nuestras quejas y reproches son producto de todo lo que no podemos soportar de nosotros mismos. No podemos soportar los errores del otro porque no los soportamos en nosotros mismos. Nuestras heridas no son generadas por nuestra pareja, son un producto de nuestra falta de perfección juzgada como defecto. Un defecto imperdonable frente a nuestros ojos.

El amor no sabe de defectos, el amor nunca los ve, porque para él todo está muy bien. El entiende que podemos desalinear nuestras acciones y generar dolor por eso, pero él sabe que eso es muy fácil de corregir. El amor siempre está dispuesto a mejorarlo todo, está dispuesto a hacernos crecer, está dispuesto a acompañarnos para animarnos y para recordarnos que todo es posible de superar.

El amor está siempre dispuesto, pero nosotros no. Más bien estamos dispuestos a descalificar, criticar y juzgar. No podemos decir que el amor nos ha abandonado, solo podemos reconocer que no aceptamos su ayuda y colaboración y debido a esto quedamos heridos de muerte.

Patricia González.
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lunes, 11 de junio de 2012

¿Nos deseamos un gran amor?




Seguramente ya has visto con mayor claridad que cuando nos sentimos más maduros y mas empoderados, las cuestiones de amor se resuelven más fácilmente.

Siempre, en todos los casos, se producen inconvenientes en las parejas, pero esos inconvenientes pueden ser superados con grandeza y paz. A veces duele mucho porque se involucra el corazón, pero eso no significa que tengamos que mantener ese dolor por mucho tiempo y largos años y tampoco significa que tengamos que repetir eternamente la misma situación una y otra vez.

Todo este dilema termina cuando aclaramos lo que queremos y entonces el universo nos trae eso. La parte más difícil de esto es darse cuenta de que todo depende de nosotros mismos y nunca de la pareja. Nuestra pareja puede estar sintonizada a nuestro potencial o simplemente puede no estarlo. Comprender que la pareja esté o no sintonizada requiere madurez de nuestra parte. Se necesita una inteligencia que supera a las emociones que nos desbordan cuando no estamos tan equilibrados y nos sentimos inseguros y temerosos.

Entonces, la persona madura sabe canalizar y utilizar sus emociones. Estas se convierten en una guía para aclarar el camino. Cuando estamos más maduros comprendemos que al amar no podemos perder, todo lo contrario, sabemos que amar es hermoso y se agradecerá la presencia de la pareja para compartir la vida o para aprender que la cosa no va por ahí. Si quieres obligar al otro lo estas destruyendo y te estás destruyendo tu también.

Cuando la pareja se forma, no existe requisito más grande que la disposición para crecer. Siempre tenemos mucho que aprender y la pareja puede estar dispuesta a hacerlo. Si ambos están dispuestos, estarán abiertos a ir acomodándose uno al otro. Si uno no está dispuesto a avanzar, la relación se deteriorará y se romperá. Si el más maduro de los dos se da cuenta de esto, no cargará con reproches a su pareja. El que queda atrás quedó allí porque aun no está preparado para ese peldaño, no es malo, ni inconsciente, ni egoísta, ni nada. Simplemente aun no llega su hora de avanzar en ese tema. El más maduro puede comprender esto con amor.

Para poder llegar a crecer en pareja, es necesario ser autentico en las buenas y en las malas. Todo se puede plantear con armonía y grandeza. Todo se puede volver a acomodar. No importa si uno de los dos ha tenido una actitud que se sale de la línea de la pareja porque se pueden abrir, pueden ser sinceros, no se engañan, son más reales y no tienen miedo a ver la verdad profunda de cada uno. Entonces se gana confianza, una confianza que no está basada en la perfección, sino en una confianza que es capaz de adentrarse en los problemas, en los conflictos, en los inconvenientes de cara a la verdad. Ya no se espera ciertas conductas condicionadas, con estimaciones especificas, con expectativas. Ahora se está dispuesto a ver lo que realmente existe dentro de cada uno con aceptación y sin miedo, ya que la verdad es el único camino al crecimiento. La verdad hace que todo inconveniente se resuelva, esta permite avanzar, sea con acercamiento o separación, pero se resuelve. Entonces ya no se necesita  estrategias especiales, ni manipulaciones, ni presiones de ningún tipo. Se abandonan las peticiones y los reclamos.

Bajo la claridad de la verdad se termina la suplica de amor, ya no existe la necesidad de pedir nada y se puede entonces compartir. Mientras no lleguemos al nivel de compartir no podremos encontrar al amor. El amor no se puede pedir, ni exigir, ni provocar. El que sigue en esta postura no podrá saborearlo nunca, porque este se arrancará, huirá. El que se siente necesitado de amor no puede estar feliz y nadie desea estar junto a un amargado y por lo tanto el amor, que es solo dicha, se escapara. El que busca el amor no puede recibirlo.

Entonces, cuando somos grandes comprendemos que el amor no se encuentra en lo que nuestra pareja nos pueda dar. Se encuentra en lo que nosotros mismos somos capaces de poder crear. Si estamos dispuestos a crear una relación armoniosa así se hará. No depende de lo que nos den, depende de lo que somos nosotros, de la claridad interior, depende del amor que nace de nosotros mismos hacia nosotros mismos. ¿Nos deseamos un gran amor? o ¿Nos deseamos discusiones, exigencias y desilusiones? El amor no está allá a fuera, lo que encontramos es la medida del amor que tenemos ganado hacia nosotros mismos expresado en la pareja que hemos aceptado tener. Todo lo que hemos querido encontrar es lo que encontramos, también lo que escuchamos. Conscientes de esto, la entrega es por propia voluntad, nunca por obligación. El amor es un regalo que das y no se muere ni se termina dependiendo de la recepción de tu pareja. Nunca te vuelves dependiente de él.

Cuando no te amas, quieres que el otro te ame y entonces quieres que el otro se entregue y tu no te puedes entregar. Si te amas expresas todo lo que eres sin temor, te sientes libre. Puedes seguir creando tu vida y desarrollar todo tu potencial. No te preocupas.

Cuando tenemos miedo de lo que nos pueda negar nuestra pareja, el amor no puede dar ningún fruto, no puede florecer. El miedo es insaciable y te destruye, trae sufrimiento. Se representa en la rabia, en los gritos y las quejas. Entonces crees depender del otro y creas dependencia en ambos sentidos. Cuando no eres dependiente estas en buen camino. Entonces no te dejarás dominar y no estarás dispuesto al chantaje emocional y no complacerás a tu pareja con lo que no quieres. Ese amor estará basado en la verdad y la sinceridad, no habrá barreras, se abren las puertas, ambos pueden ser tal cual como son y entonces se aceptan mutuamente y suavemente. Esta relación se convierte en una invitación a lo armonioso.

En las manos de tu pareja está tu crecimiento y tu salvación, porque tu pareja te ayuda a sacarte los clavos que llevas en el alma. Tu pareja puede mostrarte tus miedos y por eso se convierte en tu salvación, en el espejo que te muestra tus heridas, tu falta de amor a ti mismo.

Patricia González.

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jueves, 3 de mayo de 2012

Crees estar atrapado en tu relación



Muchas veces nos sentimos atrapados en una relación que  nos hace sentir entre la espada y la pared. Por un lado sabemos que necesitamos salir de allí y por otro lado sentimos que no podremos vivir sin esa persona a nuestro lado.

Cuando nos sentimos atrapados en una encrucijada que no sabemos resolver, es porque hemos bloqueado la o las salidas. Siempre existen las salidas,  solo que a veces no hemos atinado a dar con ellas o simplemente no las queremos ver. Cuando realmente queremos encontrar la salida, la encontramos. Si tu decisión es tibia, estarás en medio del dilema todo el tiempo que sea necesario hasta que realmente decidas salir de allí. Bajo una verdadera determinación de resolver, el asunto se aclara y se termina.

Cuando crees estar atrapado en esa relación que te hace sentir mal, en realidad, estas queriendo experimentar sentirte así y tu aventura durará todo el tiempo que desees mantenerla. Generalmente el dolor es el que gatilla el cambio, pero a veces ese dolor requiere ser muy intenso antes de decidirse a moverse del escenario que ha sido creando tan inconscientemente.

Hay muchas razones que pueden estar influenciándonos para querer permanecer atrapados en una relación que nos hace sufrir. Si existe el deseo consciente de querer terminar este tipo de relación y no ha sido posible aun, es porque  esas influencias existen en forma inconsciente. Cuando estas influencias se hacen conscientes dejamos de sufrir y entonces podemos decidir entre ambos caminos claramente, nos quedamos o nos vamos, pero en paz
.
Aunque a veces no podemos determinar rápidamente las razones inconscientes que nos detiene para encontrar la salida a este entrampamiento,  nunca podremos desconocer que esos factores están creados, almacenados y sostenidos en nuestro interior. Ninguno de ellos se encuentra en ninguna otra parte que no sea en nuestro interior. Por eso, la mejor y más rápida manera de resolver este tipo de conflictos siempre se encontrará al entrar a mirar allí dentro donde se encuentra la solución perfecta, la que siempre es perfecta.

Cuando el dolor es muy intenso, podemos tener la seguridad de que hemos encontrado algún resquicio para sostenerlo. Es muy posible que sientas que la causa de ese dolor es proveniente de la inconsciencia de tu pareja o de su falta de amor, sensibilidad o empatía y que con el tiempo habrá cambios que te asegurarán el éxito de tu relación. Sin embargo, con estas creencias estás dejando en las manos de tu pareja tu propia decisión, entregando tu poder y tu bienestar a manos ajenas donde te refugias para no asumir la responsabilidad de cuidar de ti mismo.

Otros signos que se relacionan con tu entrega de poder son las bajas expectativas respecto al amor de pareja y respecto a tu propio valor personal. Cuando te sientes atrapado es porque te sientes víctima, vulnerable e incapaz. Ninguno de estos valores se relaciona con lo que eres realmente y por contradecir tu verdad, sientes dolor. Tu dolor sanará de inmediato si recuperas tu propio valor. Otra cosa es que no quieras reconocerlo.

Si crees merecer mucho menos de lo que realmente mereces, formarás parejas con las que sufrirás y tendrás poca entereza para salir de allí. Puedes refugiarte en varias ideas falsas y descabelladas, como que nunca alguien más se fijará en ti, que tu felicidad depende de esa persona, que no habrá nadie más que te haga vibrar como aquella persona, que tu vida está limitada solo a esa persona, que el amor te ha amarrado y que no te deja salir, que la otra persona es dueña de tu felicidad, que la vida no existe sin esa persona, que tu corazón moriría si no está contigo esa persona y tantas mas. Tienes en tus manos seguir alimentando estas ideas o ver la verdad, de que eres un ser completo en sí mismo y que solo necesitas compartir el amor con alguien que se encuentre a tu altura y nivel de conciencia.

Eres libre para pensar, sentir y hacer lo que quieras. Más no podrás negar jamás que tu felicidad solo se encuentra en tus manos y en tus poderosas decisiones personales. Tu pareja solo te muestra lo que has sido capaz de atraer y esa imagen te muestra lo que puedes hacer. Puedes considerar ese reflejo como muy doloroso y puedes tomar la lección de su enseñanza y crecer. A veces la solución consiste en aceptar abiertamente y sin condición a tu pareja y en otras puede significar que la dejes. Sea cual sea el camino solo depende de lo que estas siendo capaz de crear con tu actual nivel de conciencia.

El amor de pareja no ha sido creado para que mueras de dolor atrapado en sus garras como si esto no fuera modificable. El amor de pareja no es una jaula que te encierra y te deja prisionero en medio de los latigazos que te da esa relación. Puedes elegir vivir el amor de pareja sumergido en el dolor, pero también puedes decidir que esta será una gran y maravillosa fuente de dicha y placer.

El amor de pareja es el más fuerte y poderoso instrumento de crecimiento y de reconocimiento de lo que somos. En esta relación podemos tener la más hermosa y más poderosa lección de vida y de encuentro con nuestro propio poder personal que nos llena de dicha. La manera en que quieras vivir tu relación de pareja es de libre elección. Puedes desechar o postergar la dicha de una relación sana y feliz, pero aunque quieras sacarle el cuerpo a esa decisión, tarde o temprano la tendrás que asumir.

Patricia González.
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domingo, 15 de abril de 2012

Quieres que tu pareja te de lo que te falta


Cuando iniciamos una relación amorosa, nos sentimos tan divinos y tan afortunados que nos parece que hemos encontrado un tesoro incalculable, un tesoro tan único, que no nos podemos imaginar la vida sin su presencia. Cuando esa persona nos mira, es como si el cielo abriera sus puertas para nosotros. De un momento a otro la vida se hace feliz, liviana y fluida. Cualquier acontecimiento parece tan sencillo y fácil de resolver, que nos sentimos invencibles.  Nos envolvemos en una atmosfera muy especial y no es difícil hacer volar la imaginación que nos hace  visualizar nuestras expectativas respecto a la relación y respecto a esa persona en particular.

Estando en estado de enamoramiento sentimos que estamos ciegos a los defectos de nuestra pareja  y pocas veces imaginamos que podríamos terminar creando una relación que nos haga sufrir. Pero poco cuesta comenzar con los inconvenientes, especialmente cuando dejamos caer una larga lista de pedidos y solicitudes que creemos necesitar.

Cuando aun no estamos conscientes de  nuestro valor personal, cuando aun no somos consientes de que estamos completos y que somos autosuficientes  de amor a sí mismos, pensamos erróneamente que este Ser es nuestra salvación. Mientras más vacios nos sintamos por dentro, mas valor le daremos esta persona y la podremos convertir, peligrosamente, en el dueño de nuestra felicidad. De esta manera le damos a esa persona un poder y unos atributos que no le corresponden, creándole, además, una pesada carga.

Cuando dejamos nuestra felicidad en manos de esa persona que amamos, las cosas se comienzan a complicar en demasía. En algunos casos esta actitud es leve y sutil y casi pasa desapercibida. Pero en otros casos se crean fuertes discusiones, reclamos y exigencias de algo que parece justo, pero que es absolutamente descabellado.

Nadie puede completarnos porque ya somos completos y nadie puede ser el dueño de nuestra felicidad más que nosotros mimos. Pensamos equivocadamente que nuestra pareja tiene la responsabilidad de darnos aquello que nos falta y le hacemos responsable de nuestro bienestar. Muchas veces no somos tan conscientes de este juego y otras veces pensamos que esto debe ser así porque lo hemos escuchado de nuestros padres, lo escuchamos en todas las canciones románticas y porque lo estamos viendo en tantas parejas alrededor.

Mientras mas elevamos a nuestra pareja en niveles que no le corresponden, más sufrimos. Mientras mas acercamos a nuestra pareja al lado nuestro, más felices seremos. La única manera de hacer contacto de corazón a corazón es estando en el mismo nivel, juntos, compartiendo e intercambiando experiencias, cada cual creciendo en lo suyo, apoyándose mutuamente, cada cual aportando al conjunto y cada cual en el lugar que le corresponde.

Cuando creemos que nuestra felicidad depende de lo que nos da nuestra pareja, existen pocas posibilidades de formar una relación dichosa. Cuando sufrimos por eso, estamos sufriendo por nuestra propia decisión y debido a ello, está en nuestras manos terminar con ese sufrimiento. Si pensamos que no podemos vivir sin aquella persona solo acumularemos más dolor, hasta un momento que nuestro propio yo interno diga: ¡vasta, ya es suficiente con esto!

La vida nos obligará a soltar aquellos apegos que no nos aportan felicidad, para llevarnos de la mano el maravilloso entendimiento de que somos completos y que solo podemos compartir nuestro amor, nunca depender de otra persona. Este aprendizaje puede tomar algún tiempo, según el tamaño del apego. Podemos pasar días, años u otras vidas pegados en esta situación. Pero tarde o temprano habremos de comprenderlo. Nadie nos puede hacer sufrir sin que nosotros le demos la autorización para ello.

Podemos comprender que no es nuestra pareja quien nos hace sufrir, es nuestro apego a esa ilusión la que nos hace sufrir. Si la ilusión y el apego se terminan dentro de nosotros, tendremos la oportunidad de hacer renacer nuestra relación de pareja o darle el punto final. La cordura será restablecida después de haber comprendido lo que hemos intentado hacer, retirar de nosotros nuestra capacidad de ser feliz y depositarla en las manos de una persona que no puede utilizarla.

Cuando te das cuenta de que estas completo de amor por ti mismo y que no requieres completarte por nadie, tu amor rebalsará desde tu corazón hacia todo el mundo, generando una corriente de bienestar que no tiene parangón. Entonces tu luz encontrará la luz de esa persona que también brilla por su propia cuenta y esa unión  dará testimonio de lo que significa el amor de dos personas. No brillan porque sean perfectas, brillan porque están juntos, porque se nutren, se cuidan, se apoyan, se acompañan, se entienden, se comprenden y se complementan.

Patricia González.
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miércoles, 21 de marzo de 2012

Tu pareja siempre te ayuda a crecer


Tengas o no dificultades con tu pareja, esta siempre te ayuda a crecer. Las relaciones humanas son complejas y siempre existe en ellas mucho que aprender y en las relaciones de pareja esto es mucho más intenso aun.

Una pareja que se dispone a caminar en unión, tendrá desafíos por enfrentar siempre. Ya sea que estos desafíos sean para la pareja o para los integrantes por separado, que de todas formas afectarán a la pareja. Si existe comunión, pueden seguir unidos para resolver en forma conjunta, apoyándose, dándose valor, entregando animo, entusiasmo, fe y esperanzas.  Ambos integrantes pueden crecer en armonía y entendimiento, apaciguando juntos  los desafíos entre los dos.

Pero, por lo general, este equilibrio no es tan perfecto. Uno de los dos tiende a quedarse atrás, caminado más lento o bien dejando de caminar. Entonces las cosas se complican, no era lo que se esperaba y comienzan las dudas, las preocupaciones, las acusaciones, las quejas y hasta las discusiones y recriminaciones.

Si somos honestos, esto es muy natural. Ninguna persona puede ser igual a otra persona. Todos tenemos distintas formaciones, distintos intereses, distintas prioridades, distintas tendencias, distinto todo. Si bien podemos compartir muchas aficiones y gustos en común, también es cierto que habrá mucho que no lo será. Los problemas se inician cuando uno de los dos (o los dos) comienza reclamar en vez de disponerse a comprender que las diferencias son naturales.

Si siempre van a existir las diferencias, la tarea se convierte en el aprendizaje de esta verdad. Es posible que uno de los integrantes pueda desarrollarse con mucha ventaja sobre su compañero y esto puede generar muchas dificultades. Sin embargo, es deseable que este que lleva la ventaja sea el que más aporte a la paz, debido a que es el más fuerte y el más capaz. Si este no lo hace, menos podrá hacerlo su compañero y entonces no existirá ninguna posibilidad de entendimiento, porque ambos se encontrarán juntos físicamente, pero a una gran distancia energética.

Si ninguno de los dos se siente seguro y tranquilo, se inicia una verdadera batalla que al fin de cuentas algún día tendrá que terminar. Algunas veces esta batalla se mantiene toda la vida y otras veces trasciende más allá, a otras vidas. Se hacen juicios y condenas que trascienden mas allá de lo que podemos imaginar. Aun así, algún día todo tendrá que terminar. ¿Por qué esperar tanto tiempo para aprender? ¿Por qué no iniciar ahora mismo el aprendizaje de la lección?

Sea que exista paz y armonía, o sea en medio de una batalla mortal, siempre vamos a terminar en un crecimiento personal que nos llevará a un mejor lugar. Posiblemente esas parejas que saben resolver sus inconvenientes en armonía, ya hayan pasado la lección y la hayan aprobado en anteriores experiencias de pareja o en vidas anteriores y por eso ahora gozan de una increíble grandeza que los hace sabios a la hora de resolver cuestiones de este tipo.

Las parejas que están actuando con armonía no lo están haciendo por casualidad. Ha existido un aprendizaje que todos podemos desarrollar. ¿Qué necesidad puede existir de mantener una guerra que no nos hará triunfar?.

Cuando queremos una guerra para demostrar quién es el más fuerte, esta decisión no nos llevará a ninguna lugar. Tampoco nos convertirá en triunfadores. Lo único que logramos, es retrasar la llegada de la paz. Si queremos seguir las discusiones y el poco entendimiento no hay problemas, pero no será a causa de nuestra pareja, será a causa de nuestra decisión. Si nuestra pareja quiere guerra nosotros podemos decir libremente “no” e incluso podemos decidir dejar el campo de batalla para trasladarnos a un lugar donde reine la bienaventurada paz.

Todo lo que suceda al interior de la pareja es una oportunidad para crecer, no importando que sea en estado de guerra o de paz. Podemos elegir la forma de resolver los inconvenientes, la que más nos guste, la que más nos acomode, la que mas acostumbramos a utilizar, la que elijamos estará bien, porque sin importar la que sea, todo se aprenderá.

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domingo, 11 de marzo de 2012

Cuando tu pareja te desespera


Muchas veces nos sentimos muy tristes, complicados o enojados porque  nuestra pareja adolece de algunos atributos que son tan normales desde nuestra perspectiva o porque tiene algunos problemas personales que no podemos comprender y no entendemos que no sea capaz de superar. Se lo hemos dicho de mil maneras, nos hemos dado el tiempo para explicarle con lujo de detalles el asunto, hemos tenido instancias de conversación para aclarar los problemas, les hemos presentado el caso a nuestros papas, a los amigos, a los amigos de nuestra pareja y nada. Vemos que el tiempo pasa y que todo sigue igual y hasta peor.

Si nuestra pareja no ha sido capaz de reponerse de alguna actitud que lo daña o que daña a ambos, es porque el problema no ha sido bien abordado. Un problema bien abordado siempre se llega a resolver, aunque a veces esta resolución provoque la separación de la pareja.

Por lo general, pretendemos que nuestra sola propuesta sea suficiente para encontrar las soluciones o detonar los cambios en nuestra pareja. Pero si la relación ha sido afectada por estos inconvenientes desde hace mucho tiempo y que pese a todo los intentos aun no ha encontrado la luz, podemos concluir que no hemos tenido la habilidad ni la claridad suficiente y tampoco hemos llegado a las profundidades desde donde se crea esta dificultad.

En algunas parejas,  se puede alcanzar altos niveles de sufrimiento  en uno o en ambos integrantes, debido a los intentos y a la frustración de no poder ver la salida. Las conversaciones o los intentos de conversaciones pueden llegar a estar cada vez más cargados de angustia, rabia y dolor. Muchas veces hacemos de esto una verdadera tragedia que aumenta cada día que vuelve a amanecer.

La resolución de cualquier problema en cualquier área de la vida necesita ser mirada desde la paz y la inteligencia y en temas de pareja esto no es una excepción.  Es muy importante comenzar a comprender que nuestra pareja puede tener problemas reales que impiden la realización de la relación y la felicidad del individuo, pero que esto no es razón para desgarrarse de rabia y dolor. Esta es una instancia para aprender, para crecer y mejorar. Ambos pueden llegar a superar grandes bloqueos emocionales al iniciar la tarea de avanzar en la solución del problema y ganar una hermosa relación fortalecida en la unión, la comprensión y la madurez.

Cuando abordamos estas situaciones desde la perspectiva de la desesperación o el dolor desgarrador, pocas posibilidades existen de sanar a la pareja. Más bien, esa perspectiva solo complicará las cosas, los hará vivir una relación tortuosa y es posible que lleguen a la separación sin haber aprendido nada de ellos mismos, volviendo a generar los mismos inconvenientes en sus nuevas relaciones de pareja.

La serenidad, la paz, la inteligencia y la neutralidad son muy importantes. Si te sientes tan atrapado en las emociones que te impiden estar en paz, primero trabaja ese tema interno tuyo y luego puedes ayudar a resolución de los problemas de tu pareja. Antes de hacer eso, solo se logran más enredos emocionales que no los llevaran a ningún lado. Cuando realmente te sientes tranquilo y sereno, podrás descubrir el camino y será mucho más sencillo y más rápido.

Cuando recién comenzaba a trabajar con parejas y sus problemas, a veces los veía tan complicados que realmente me daban deseos de decirles que terminaran todo de una vez. Pero como siempre he sabido que el amor hace milagros, no podía hacerlo. Luego siempre sucedió que cuando al menos uno de los dos ganaba paz interior, las cosas se resolvían muy rápidamente. Ha sido increíble la experiencia de ver como el amor hace esos milagros.

Cuando te das cuenta de que tu pareja tiene algunos vicios, algunas debilidades, algunas costumbres o algunos comportamientos que no favorecen su propia vida y la vida en pareja, no hay más alternativa que trabajar en ellos con sabiduría y amor. Cuando ves con claridad y neutralidad  lo que le sucede podrás ayudarle fácilmente.  Si te abocas a quejarte como un niño que quiere que lo atiendan estarás en una condición desfavorable que no te ayudará.

Si quieres que tu relación se sane, es necesario instalarse en el verdadero problemas, o mejor dicho, en las profundidades del problema. Una vez que estas allí será fácil comprender lo que le sucede a tu pareja. Por lo general, descubrirás que no ha podido hacer mas debido a grandes bloqueos emocionales que probablemente se han originado en su infancia y que pese a todos tus reclamos no ha podido resolver. Esta puede ser la mejor oportunidad para que tu pareja supere sus aprendizajes erróneos, esta puede ser la mejor oportunidad para que la relación crezca y se desarrolle maravillosamente.

Una vez que te adentras en las verdaderas razones que sustentan los problemas de tu pareja podrás evaluar su gravedad. Siempre serás libre para querer participar de esa sanación, nadie puede obligarte a que te quedes allí. Puedes optar por decidir que eso supera tus límites y te irás con paz y en armonía. Aun en este caso, hasta es posible que quieras seguir ayudando a tu pareja aun después de haber roto la relación. Eso es algo que puedes elegir también.

Sin embargo, me ha sorprendido que la pareja sea capaz de resistir inmensos inconvenientes que pueden ser superados después de alcanzar el entendimiento. Generalmente una pareja se ha unido por alguna atracción especial que la hace resistente a tantas situaciones que juntos pueden superar en armonía y paz. Una pareja tiene una razón de existir, tiene alguna tarea que realizar, tiene alguna misteriosa labor que cumplir que es sustentada por aquellas realidades sutiles que casi nunca podemos explicar con la lógica.

Patricia González.
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domingo, 4 de marzo de 2012

Cuando amas y no te aman


Cuando amas a una persona y sientes que tu amor no es correspondido, tienes tres posibilidades: seguir amándola, seguir amándola y seguir amándola. Sea como sea el resultado de tus expectativas, tu única alternativa será seguir amando a esa persona. Eso es así porque el amor es la energía vital que no tiene ninguna otra función que ser emanada desde el centro del corazón sin importar como va a ser recibida.

No podemos estar midiendo cuanta energía vamos a emanar de acuerdo a como se va a valorar o a recibir. El universo no fue creado así. La energía del amor es tan natural, fuerte y poderosa, que no podemos atribuirnos la tarea de regular su flujo. El flujo del amor es eterno e infinito y es imposible de detener o dosificar.

Cuando amas no tienes más nada que hacer con ese amor que emanarlo. Si quieres recibir algo a cambio estas en un error que te hará sufrir, porque el amor no ha sido creado para obtener algo a cambio. Su naturaleza es incondicional, o sea, no hay ninguna condición especial para que pueda existir, simplemente es y siempre está fluyendo.

Cuando esperas que tu amor genere ciertos resultados, ya no estás moviéndote en el ámbito del amor, sino, estas en el ámbito de las transacciones y eso corresponden al área de los negocios. Pero aun en los negocios rige el amor, porque las transacciones se realizan en libertad. Tú me das y yo te doy y ambos quedamos conformes. No puedes obligar o presionar a nadie para que haga transacciones contigo, solo si ambos están de acuerdo en los términos, se puede hacer la transacción. El perfecto negocio es aquel que deja conforme y feliz a ambas partes.

Si en el área de los negocios no puedes presionar a la otra parte para hacer transacciones satisfactorias, imagínate lo nefasto que puede resultar tratar de hacer esto en el área de pareja. La persona que amas no tiene que responderte de tal o cual manera, aunque tú así lo quisieras. Puedes tener tus expectativas, pero no puedes presionar para que eso sea como quieres que sea.

Solo tus expectativas te pueden hacer sufrir, nunca el amor que sientes. El amor que sientes solo puede ser fuente de felicidad a menos que lo quieras encerrar dentro de las condiciones que estás queriendo imponer.

Cuando te abocas al amor, sin el deseo de cumplir tus expectativas, te enfocas en el verdadero sentimiento que solo te aportará felicidad. El hecho de sentirte feliz y completo por llenarte de amor hará que lo irradies. Si estas irradiando amor, este se manifestará en tu vida. Por consiguiente este te llevará a ese lugar en que puedas compartirlo y disfrutarlo junto a tu ser amado.

La única posibilidad de que tu amado pueda llegar a querer compartir su amor contigo, será sintiendo y emanando el amor que tienes por él en forma libre y gratuitamente. Si aun así, él no quisiera compartir su amor contigo, no tienes más que seguir amándolo. ¿Qué más podrías hacer?

Hay que considerar que el amor es la única energía que puede hacer milagros y se convierte en una puerta abierta para que tu amado pueda recapacitar y decidirse para querer disfrutar de tu compañía y quiera elevar sus alas para volar hacia ti. No existe fuerza mayor que pudiera mover lo que se encuentra estancado. Sin embargo, eso no puede ser presionado.

Curiosamente, mientras más  libre es la emanación del amor, más poderoso se torna. Mientras más libertad entregue, más cerca se percibe. Mientras menos se necesite, mas llega. Mientras menos frutos se esperen de él, mas se cosecha.

Conozco una persona que ha inspirado este artículo, que ha esperado a su amado por más de 10 años. Desde hace algún tiempo, ella ha comenzado a relajar sus expectativas y se ha dedicado a ser feliz disfrutando de su amor emanado libe desde de su corazón. Lo que nunca nadie podría haber diagnosticado está a punto de suceder, su amado ha comenzado a organizar su vida para compartir su amor y puede que resulte. ¡Claro que sí! El amor es capaz de hacer eso y mucho más.

Si amas y no te aman, no importa. Puedes regocijarte solo en ese amor. Lo demás se encuentra en los terrenos de lo sobre natural y en el misterio del amor, que muchas veces no comprendemos con el intelecto porque son cosas del corazón.

Patricia González.
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domingo, 5 de febrero de 2012

El ego en la pareja


La pareja es mucho más que la unión de dos personas que quieren compartir su vida. Se trata de una unión muy especial donde se involucra al corazón. El corazón tiene su propia forma de sentir y de actuar que se distancia absolutamente de nuestro ego. Muchas veces parece que nuestro corazón se moviera sin nuestro consentimiento en cuestiones de amor, parece que nos impulsara a actuar o hablar por cuenta propia y nos sorprende.

Cuando el amor ha llamado a nuestra puerta, se abre un mundo nuevo donde el corazón comenzará a reinar sobre el ego. Al formar una pareja se ha creado el mejor terreno para que nuestro corazón despliegue todo lo que es y es la mejor oportunidad que tenemos para comenzar a empequeñecer a nuestro ego.  Mientras más nos neguemos a este proceso, mas desestabilizados y vulnerables nos sentiremos, más doloroso puede resultar el juego.

Con mucha frecuencia nos hemos preguntado ¿qué me pasa que no puedo negarme? ¿Qué tiene él o ella que no puedo imponerme? ¿Qué fuerza me domina que no puedo hacer esto o aquello? ¿Qué es lo que me domina? Esas son señales de peleas entre el ego y el amor.

Pocas son las parejas que comienzan su relación con el corazón abierto de par en par. Generalmente será una práctica que iremos haciendo en el tiempo, con paciencia, con confianza, con seguridad y con libertad. Dejar que el corazón tome la batuta no nos resulta fácil, ya que nuestro ego se niega a dejar de existir, siente temor a esta postergación y piensa que morirá.

A medida que  vamos viendo y reconociendo las diferencias de los dos mundos que se unen en la pareja, van apareciendo nuestros hábitos de reacción aprendidos a lo largo de nuestra vida. Si no estamos acostumbrados a dejarnos guiar por el corazón, nuestros pensamientos y actitudes se acercaran más a las reacciones propias del ego, el que se encargará de complicar la comunicación al interior de la pareja, enredándolo todo y haciendo que cada conversación sea fuente de más separación en vez de unión. Si dejáramos actuar al corazón veríamos lo sencillo que es para él resolver cualquier situación. Sin embargo, mientras más lo querremos dejar de lado, mas complicado se nos torna lo que queremos resolver. Para el corazón es tan fácil hablar de su verdad y para el ego es casi imposible.

El ego  tiene buenas intenciones, siempre quiere protegernos de un riesgo, del riesgo de ser dañados(as), del riesgo de perder, del riesgo de no ser considerados(as), del riesgo que nos dejen de querer, del riesgo de ser abandonados(as) y muchos más. El ego tiene las mejores intenciones, pero lamentablemente tiene una visión muy pequeña de la realidad y sus consejos serán limitados a una realidad muy parcializada de la situación. Dejarse aconsejar por el ego, es contar con una ayuda que nos puede dejar aun mas confundidos y perdidos.  Sentir que debemos protegernos no es el consejo más adecuado, ya que en los planos del amor nosotros somos invulnerables y jamás estamos en riesgo.

El amor, el amor verdadero no puede tener miedo. El amor se da solo por el hecho de sentirlo dentro, aunque la otra persona no lo quiera recibir. ¿Quién te puede abandonar? Puedes decir que el otro no quiso aceptar tu amor, pero ¿Por qué puedes decir que te abandono? Nadie puede abandonarte, solo puede preferir no estar allí. Ese alguien no te pertenece, es  libre como el viento y no puedes amararlo de ninguna manera. ¿Cómo puede abandonarte?

Cuando comprendemos que nuestra pareja está con mostros por su propia voluntad todo cambia. Entonces podemos agradecer que esté allí para compartir y habrá celebración mientras esté. Nos empeñaremos en crear la mejor manera de disfrutar mientras esté, nos dedicaremos a alimentar la relación con miles de detalles, nos sentiremos agradecidos por la oportunidad de experimentar su compañía. Si se presentara algún inconveniente diríamos: ¿qué puedo hacer por ti para que esto sea mejor? ¿Qué puedo aportar para mejorar? Bajo esa libertad le damos la oportunidad al corazón para que guie nuestros pasos, nuestras palabras y nuestras acciones. El corazón, siendo más sabio que el ego, se esforzará por resolver todo bajo la luz de la verdad, queriendo profundizar en el tema en cuestión hasta ver la solución.

El ego, bajo su mirada de miedo diseñará una y mil estrategias para que no se concrete ninguno de sus temores, pedirá explicaciones, ocultará situaciones para no complicar las cosas, presionará para que se produzcan cambios , algunas veces mentirá para evitar problemas, elevará la voz para imponerse y exigirá respuestas que le satisfagan. Querrá asegurase de que nada de lo que teme pueda hacerse realidad. El ego no puede ver más allá del miedo y te puede llevar al extremo de complicar las cosas de tal manera que pueden encontrase dos seres distanciados por un abismo bajo el mismo techo y en la misma cama. Cuando sucede esto, puedes llegar a sentir que tu pareja es un monstruo deformado que te asusta, un ser duro de entender, difícil de manejar y que podrías llegar a detestar.

Cuando los corazones están dispuestos a abrirse, se encontraran dos seres en crecimiento dispuestos a aprender y lo harán. Tu corazón te llevará más lejos que el ego, te llevará a terrenos nuevos donde muchas veces te sentirás en riesgo, pero podrás confiar siempre en él. Si el amado(a) no acepta tu amor no habrá problemas, serás maduro para comprender que eso es así y que está en su derecho divino no hacerlo. Sin embargo, ¿Qué corazón querría dejarte si tú estás lleno de grandeza, armonía, paz y amor? Esa es la trampa del ego. Te dice que te protejas del miedo y el miedo te hace perderlo todo.

Cuando te sientas dominado por esa fuerza que te hace sentir incomodo, manipulado y fuera de control, la sabiduría del amor preguntará ¿qué puedo hacer?  Y sabrá que hacer.  

El corazón sí que sabe.

Patricia González.
Tu Coach para realizar los cambios que deseas:  patricia@yovivo.cl

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