Es posible que te encuentres en el
dilema de querer dejar a tu pareja pero sientes que algo te lo impide. Si estás
leyendo este artículo seguramente la idea ha rondado en tu cabeza por algún
tiempo sin que hayas podido aclararte para resolver. Si estuviera todo claro,
ya lo habrías hecho.
Te preguntaras qué es lo que te
impide dar ese paso y las respuestas te pueden parecer
un poco variadas, pero en definitiva solo se trata de tus miedos internos sin atender. En una decisión como esta puede influir tu formación religiosa, la tradición familiar, los hijos, la imagen, la estabilidad que tienes en algún aspecto, como el económico, social y cultural y tantos otros. Los factores que pueden estar influyendo en tu decisión pueden ser muchos, pero en definitiva eres tú, quien tiene la última palabra.
un poco variadas, pero en definitiva solo se trata de tus miedos internos sin atender. En una decisión como esta puede influir tu formación religiosa, la tradición familiar, los hijos, la imagen, la estabilidad que tienes en algún aspecto, como el económico, social y cultural y tantos otros. Los factores que pueden estar influyendo en tu decisión pueden ser muchos, pero en definitiva eres tú, quien tiene la última palabra.
Puedes creer que tu indecisión está
fomentada por aspectos relacionados a las estructuras que hemos creado como
sociedad, pero en realidad, siempre estará basada en tus miedos e inseguridades
internas. Cuando no tienes la suficiente claridad al respecto, se puede crear una
confusión que te deja detenido más del tiempo necesario para tomar una decisión
que resulte adecuada y conveniente para ti. Por un lado quieres la separación y
por otro lado, algo interno se niega a concretarla. Esto se debe a un condicionamiento que pasa desapercibido para
ti, que está existiendo en tu subconsciente y que dirige tus acciones en la
realidad física, sin que seas consciente de
ella.
Si esperamos simpatizar con las
reglas humanas, establecidas por los mismos humanos, las cosas se complican en
tal dimensión, que resulta muy complejo satisfacerlas. A esto podemos sumar la
gran cantidad de variables personales que influyen en la decisión de querer
dejar a la pareja. Son tantos los aspectos que afectan la relación de pareja,
que querer establecer reglas en ello resultaría casi imposible. La respuesta
siempre estará solo en ti.
Cada relación de pareja es un mundo
en sí misma, donde existen muchas aristas, donde hay participación de nuestra espiritualidad,
nuestras emociones, nuestras creencias y también de nuestro cuerpo físico y
todos con el mismo nivel de importancia. Una relación tiene tantos aspectos,
que difícilmente alguien podría instaurar restricciones, condiciones y
reglamentos para que pueda asegurarse su éxito y el crecimiento y bienestar
mutuo de cada uno de los integrantes.
Afortunadamente, estamos en una época
en cada uno de nosotros puede desarrollar el suficiente nivel de conciencia
como para decidir el destino que puede dar a su vida y a su relación de pareja.
Cuando aun no tenemos esta estabilidad personal, la decisión puede resultar un
poco compleja y dilatarse en el tiempo, causando mucho daño, no tan solo a los
integrantes de la pareja, sino también a los hijos que reciben un modelo de comportamientos,
un patrón de ideas y emociones, que en nada colaboran a su desarrollo personal.
Situándonos es este contexto, las
personas maduras podrían decidir o no seguir con su relación, asumiendo la responsabilidad
que eso significa, haciéndose cargo de las tareas pendientes de cada uno, agradeciéndose
mutuamente la oportunidad de haber estado unidos, para seguir sus caminos dispuestos
a seguir creciendo como seres individuales en paz y armonía. ¿Quién podría
decidirlo con más claridad que ellos mismos?.
Pero aun estamos en vías de este entendimiento,
aun creemos que nuestra pareja nos debe algo y aún seguimos esperando ser
completados por ella. Por eso las separaciones se hacen tan complejas, con
tanto disgusto, con ánimo de venganza, con amenazas, con miedo, con culpa, con
tanto dolor y cargadas con tantas emociones que nublan la razón.
Es muy importante lograr esa madurez
y ese nivel de conciencia que nos permita resolver un tema tan profundo como
este, libre de todo condicionamiento externo y enfocado en el entendimiento
interior que se recibe desde lo superior.
Si has logrado superar las diferentes
vallas que puede imponerte la sociedad, es posible que te queden aun pendiente
las vallas de tu propia individualidad que se reflejan en el enojo y en el
miedo que puedes estar sintiendo. Si olvidas quien eres, se hará más difícil
resolver. Si tienes conciencia de lo que es bueno para ti, será mucho más fácil
decidir.
Tu ser es un ser completo, libre y
consciente, que tiene la capacidad de decidir y aceptar su bien. Tu bien puede
estar relacionado a trabajar al interior de tu pareja para superar los
obstáculos que existen, pero también puede estar relacionado con aceptar que en
esa relación ya no existe la voluntad de querer mejorar. Luego podrás decidir continuar
o quedarte. Lo que decidas será lo que tu corazón dicte y eso será lo más
adecuado para continuar tu crecimiento personal y tu bienestar. La pregunta
¿sabes escuchar tu corazón?
Quedarse detenido, esperando que el
otro cambie es el camino más difícil, ya que nunca está en nuestras manos la
evolución del otro, aunque lo deseemos con el corazón. Cada cual tiene sus
procesos, cada cual tiene su propio ritmo de crecimiento. Puedes quedarte para
colaborar en amor o irte para colaborar en otra parte. Tu nivel de conciencia
tendría que estar lo suficientemente elevado como para que puedas aceptar todo
en paz y entendimiento.
No existen razones para quejarse,
desvalorizar, juzgar o criticar a nadie. Cada cual puede decidir en conciencia,
escuchando su propio llamado y atendiendo sus propios miedos internos.
Patricia González.
Tu Coach para realizar los cambios
que deseas
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