sábado, 1 de diciembre de 2012

Aclarando conflictos con la pareja


En planos superiores los conflictos no existen, porque todo tiene su explicación y su lógica. Todo conflicto se genera por falta de entendimiento, por una visión limitada o por una mirada subjetiva del que cree observar un conflicto.

Aclarar los conflictos con la pareja nos ha resultado muy complicado por que cada uno observa la situación desde su propio y particular punto de vista. Existe una fuerte  inclinación a sostener



 firmemente aquella percepción personal, esperando que el otro se ajuste o haga los cambios. Si ambos mantienen la tendencia a seguir esperando que el otro cambie su parecer, el conflicto se sigue manteniendo inalterable o empeorando en el tiempo.

Disolver conflictos no es difícil y ni siquiera es tan necesario que alguien cambie. En realidad, lo más importante es ampliar la mirada para comprender el contexto, dar luz a la situación para mostrar su lado oscuro y observar el milagro de su disolución por arte de magia.  Además, no se requiere que los dos integrantes de la pareja se aboquen a esta tarea, es suficiente con que uno de ellos se atreva a avanzar en esta hazaña, para obtener los beneficios de la claridad.

Por lo general, la relación con los padres en las experiencias de la niñez, nos dejan trazada una forma de enfocar las situaciones que no siempre son la manera más apropiada para disolver conflictos e incluso muchas veces aprendimos que lo mejor es tratar de enmascarar, postergar u ocultar la existencia de algún conflicto como una manera de protegernos.

Cualquiera de estas alternativas no nos permitirá resolver nada, pudiendo generar un estado de permanente malestar que se arrastra en la relación a veces por muchos años. Un conflicto no resuelto o mal enfocado desgasta la pareja en todos los sentidos, genera dolor y un consumo excesivo de energías que terminan afectando a los dos en sus vidas individuales en las demás áreas de desenvolvimiento y desarrollo.

Por lo general, un conflicto no es bien venido. Hemos aprendido que un conflicto es señal de problema y que un problema es señal de sufrimiento. No es que tengamos que desear que se presenten conflictos, pero una vez que estos existen, nuestra disposición para avanzar no pasará por querer quitar el cuerpo al asunto, ni por querer que el otro se haga cargo.

 Un conflicto se hace ver para que alguien le preste atención, dedicación y cariño. Una vez que está presente ya no es posible dejar de considerarlo porque seguirá avisando su presencia hasta que uno de los dos, o los dos, quieran prestarle la debida atención. Es como un bebé que llega para ser atendido con toda nuestra a atención si no queremos que él se desvié por caminos que pueden resultar contraproducentes.

Cuando las parejas se encuentran con ciertos conflictos, tienen la tendencia a querer escaparse de él ignorándolo, negándolo, encubriéndolo, llamándolo por otro nombre u ocultándolo bajo cualquier etiqueta que pueda dar la oportunidad de no hacerse cargo o esperando que el tiempo se encargue de solucionarlo. No es una ley, pero ya sabemos que la mayoría de los hombres tienen la tentación de querer dejárselo al tiempo y la mayoría de las mujeres tienen la tentación de quejarse y querer que su pareja sea el que cambie.

Para la resolución de conflictos al interior de la pareja es necesario que al menos uno de los dos vea la situación como realmente es. Todo conflicto nace de algún mal atendido y todo conflicto tiene un propósito que cumplir en la relación. Si se ha estado postergando, es porque se cree que su solución es muy difícil de alcanzar o porque se está utilizando su presencia como excusa para esconder la verdadera problemática que encierra.

La dilatación de un conflicto sin resolver deja de manifiesto que existe resistencia a verlo con claridad por miedo a lo que trae por debajo. Muchas veces pensamos que al adentrarnos a mirar encontraremos más problemas que soluciones debido a las emociones que se encuentran involucradas.

Lo cierto es que, la observación dedicada de un conflicto siempre aportará claridad y la claridad aportará paz interior y con ella todo conflicto será resuelto. Toda postergación se sustenta en un beneficio que se cree obtener a cambio de mantener las emociones estables en el mismo lugar aunque sean dolorosas.
El miedo a enfrentar los conflictos nos mantiene permanentemente en conflicto.
Patricia González.

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