miércoles, 3 de julio de 2013

Después de la luna de miel


Cuando estableces una hermosa relación con la pareja de tus sueños experimentas un estado maravilloso de bienestar y plenitud que es difícil describir con palabras. Sin embargo, pocas veces estos sentimientos son sostenibles en el tiempo en forma indefinida, ya que la gran mayoría de las parejas se encuentra en algún momento enfrentada a los desafíos de las diferencias que comienzan a presentarse


 entre ambos, sin estar preparados para superarlas.

Es muy difícil que las diferencias no se manifiesten. La flecha de Cupido nos embarga de fuertes y agradables emociones, suficientes para impedir ver claro y dejándonos en un estado de idealización que tarde o temprano llegará a su fin. Además, debido a que todos somos tan diferentes, es muy difícil encontrar a una pareja  que pueda cumplir con las detalladas condiciones que cada uno anhela encontrar en su pareja.
Es natural que cada integrante de la pareja sea diferente en muchos aspectos, en aquellos que no se pudieron observar al inicio de la relación o que fueron observados sin la debida atención dejando que pasaran sin tomar conciencia de su presencia y sin medir los efectos que tendrán en la relación a largo o mediano plazo. Pero el tiempo de convivencia se encarga de hacer que aquellas diferencias comiencen a mostrarse en algún momento y es allí donde se origina la primera dificultad que la pareja tendrá que enfrentar.

Debido a que comúnmente buscamos una pareja con la intención de que nos complete, que cubra nuestros aspectos más débiles o que nos aporte lo que pensamos que nos falta, esta etapa de desenmascaramiento se puede transformar en un desafío que supera nuestra capacidad de entendimiento y nuestra capacidad para comprender lo que está sucediendo.

El dolor de la desilusión de no haber encontrado lo que pensamos, nos hace sentir con el derecho a reclamar a la pareja la necesidad de ajuste que creemos necesaria que haga para cumplir el deseo de  alcanzar la tan anhelada estabilidad y felicidad.

Aun no es común buscar una pareja para compartir lo que somos, para crecer a su lado, para tener la posibilidad de realizar los aprendizajes aun no completados. En la mayoría de los casos, pensamos que nuestra pareja tiene la obligación moral de hacer las modificaciones para ajustarse a nuestras necesidades y no somos capaces de comprender que todos estamos en camino de completarnos.

Dejar esta tarea a la pareja es una actitud que no puede dar buenos frutos. Ninguno de nosotros crece o se desarrolla al nivel que es requerido por su pareja. Todos estamos creciendo a nuestro propio ritmo y la pareja solo puede acompañarnos en este proceso. De la misma manera nosotros podemos acompañar a nuestra pareja para que lo haga a su propio ritmo, respetando su actual nivel de conciencia, aceptando y honrando el lugar donde se encuentra hoy.

Después de la luna de miel, vienen los primeros inconvenientes que pueden partir con algunas pequeñas muestras de desunión. Si prestas atención a estas pequeñas presencias, podrás tener la oportunidad de hacer las correcciones antes de que las cosas se compliquen demasiado, facilitando todo el proceso. Si sigues culpando o responsabilizando a tu pareja de todo lo que esta sucediendo, es posible que las cosas se sigan complicando, porque no está allí la fuente del problema.

La fuente del problema siempre estará en la evaluación, en la graduación o en el juicio que haces sobre tu pareja y nunca estará en el nivel en que ella se encuentre. Te podrá parecer que tu pareja se encuentra mucho menos elevada que tú, pero eso es solo tu apreciación subjetiva. No es posible hacer comparación de quien está mejor o peor, cuando todos vamos transitando el mismo camino de aprendizaje.

Comprender que todos tenemos la necesidad y el derecho al tiempo suficiente para reconectarnos con nuestra perfección innata, es la clave de todo entendimiento al interior de la pareja. Unos pueden ir mas adelantados en algunos aspectos, pero en otros seguramente aun queda mucho trabajo por hacer. ¿Quién puede tirar la primera piedra?

El que tira la primera piedra será el que mas se queje, debido a que está haciendo un juicio sobre el otro. Será este quien comenzará a crear la primera distancia física y energética, el que comenzará a plantear y exigir soluciones y el que puede establecer condiciones de todo tipo que nunca lograran dar resultados favorables.

Para no sufrir el desencanto que viene después de la luna de miel, tendremos que tener la plena claridad de que nuestra pareja no es perfecta. Si lo fuera ya no estaría aquí.  Así estaremos mas abiertos a comprender, aceptar y colaborar al crecimiento de ambos y obtendremos el tan anhelado triunfo del amor.

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