Es natural que existan diferencias en
la manera de pensar entre las personas y eso será aun más notorio y evidente al
interior de la pareja. Una pareja se ha formado porque, existe entre ellos, cierta
afinidad en muchos aspectos y complemento en otras, pero una diferencia entre
ambos siempre se manifestará.
Una buena conversación, el
planteamiento de las diferentes posturas sobre una situación o la discusión que
pueda generarse a partir de esas diferencias, no tienen necesidad de
convertirse en conflicto, gritos
y peleas. Sin embargo y lamentablemente, es lo que mas comúnmente sucede.
y peleas. Sin embargo y lamentablemente, es lo que mas comúnmente sucede.
Cuando una discusión se ha dejado
llevar a un desagradable momento, que lejos de ayudar a la unión, genera división
y distanciamiento, no es dañina por si misma. El daño se produce cuando este hábito
es sostenido en el tiempo y la distancia entre ambos sigue aumentando con cada discusión,
generando muchos sentimientos asociados que irán incrementando la desarmonía en
la pareja de manera exponencial.
En cualquier relación pueden producirse
eventos un poco o muy molestos, pero la clave está en saber qué hacer después
para volver a encausar la comunicación y conseguir mas entendimiento, mas comprensión,
mas razonamiento y alcanzar la reconciliación.
Por muchas razones, una discusión
puede abrir puertas a un distanciamiento cada vez mayor, en vez de ser útil
para desenmascarar algún inconveniente importante que se estaba gestando al
interior de la pareja y que necesita ser atendido con urgencia. El barullo
generado puede arrancarse de las manos cuando no se comprende el valor que esta
pudiera tener para el crecimiento de ambos y el fortalecimiento de la relación.
Durante una discusión entran en juego
las emociones que cada uno siente en su interior y en definitiva es eso lo que
genera todo el conflicto, no es la discusión en si misma. Cuando los integrantes
no se sienten emocionalmente estables, se pierde la calma, la lucidez y el discernimiento,
perdiéndose la capacidad de usar la inteligencia para abordar el tema con
madurez.
El tema que ha generado la discusión
debe ser de mucha importancia para la relación, pero queda postergado bajo las
defensas que se levantan para protegerse de las fuertes emociones que se
experimentan durante el conflicto. Estas defensas no permiten llegar más allá,
todo lo contrario. Existen muchas probabilidades que a partir de esta necesidad
de protegerse, se genere un ataque en represalia y en contra del supuesto contendor.
Una discusión mal entendida, puede
transformarse en una guerra silenciosa o en una guerra declarada que podrá ir
subiendo de revoluciones de forma alarmante si al menos uno de los integrantes
no pone el fin a esta escalada. Demasiadas veces, las discusiones terminan solo
porque uno de los dos ha decidido callar o dejar que todo quede detenido, sin
haber sido capaces de llegar al tema que verdaderamente importa y que ha sido
el detonante de la discusión.
Podemos ver que hay muchos aspectos
que entran en juego en una discusión, partiendo por el inicio, su desarrollo y
luego la manera de ponerle fin. En la mayoría de los casos, el evento no deja
la sensación de que habrá sido algo útil y positivo. La mayoría de las veces se
quedan ambos con los sentimientos heridos, lastimados y disminuidos como
personas.
Estas situaciones dejan en evidencia
que la desestabilización emocional es la principal causa de los conflictos de
pareja que se salen de control. Una persona que se siente atacada por su pareja
no está en condiciones de establecer mecanismos de entendimiento, porque al
sentirse atacada, no puede tener el espacio para mirar el desequilibrio del
otro con ojos neutros. La sensación de ataque le genera un gran estrés y una
emergencia por defenderse.
No podemos desconocer que cualquier
persona puede perder la estabilidad emocional frente a una situación irritante,
pero luego de pasado el pico de las emociones puede volver a su equilibrio y
tener la claridad suficiente como para aportar a las soluciones. Una persona más
débil emocionalmente se quedará herida en el tiempo y cada vez irá sumando más
eventos emocionales negativos a su memoria.
Antes de saber como evitar o como
enfrentar las peleas y discusiones al interior de la pareja, es necesario fortalecer
el equilibrio emocional personal. Después se podrá trabajar con los verdaderos
conflictos que generaron esa situación. A veces pensamos que es al revés, que
si no hubiera problemas, nos sentiríamos estables emocionalmente.
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