domingo, 3 de noviembre de 2013

Que hacer cuando hay discusiones en la pareja


Es natural que existan diferencias en la manera de pensar entre las personas y eso será aun más notorio y evidente al interior de la pareja. Una pareja se ha formado porque, existe entre ellos, cierta afinidad en muchos aspectos y complemento en otras, pero una diferencia entre ambos siempre se manifestará.
Una buena conversación, el planteamiento de las diferentes posturas sobre una situación o la discusión que pueda generarse a partir de esas diferencias, no tienen necesidad de convertirse en conflicto, gritos



 y peleas. Sin embargo y lamentablemente, es lo que mas comúnmente sucede.

Cuando una discusión se ha dejado llevar a un desagradable momento, que lejos de ayudar a la unión, genera división y distanciamiento, no es dañina por si misma. El daño se produce cuando este hábito es sostenido en el tiempo y la distancia entre ambos sigue aumentando con cada discusión, generando muchos sentimientos asociados que irán incrementando la desarmonía en la pareja de manera exponencial.

En cualquier relación pueden producirse eventos un poco o muy molestos, pero la clave está en saber qué hacer después para volver a encausar la comunicación y conseguir mas entendimiento, mas comprensión, mas razonamiento y alcanzar la reconciliación.

Por muchas razones, una discusión puede abrir puertas a un distanciamiento cada vez mayor, en vez de ser útil para desenmascarar algún inconveniente importante que se estaba gestando al interior de la pareja y que necesita ser atendido con urgencia. El barullo generado puede arrancarse de las manos cuando no se comprende el valor que esta pudiera tener para el crecimiento de ambos y el fortalecimiento de la relación.

Durante una discusión entran en juego las emociones que cada uno siente en su interior y en definitiva es eso lo que genera todo el conflicto, no es la discusión en si misma. Cuando los integrantes no se sienten emocionalmente estables, se pierde la calma, la lucidez y el discernimiento, perdiéndose la capacidad de usar la inteligencia para abordar el tema con madurez.

El tema que ha generado la discusión debe ser de mucha importancia para la relación, pero queda postergado bajo las defensas que se levantan para protegerse de las fuertes emociones que se experimentan durante el conflicto. Estas defensas no permiten llegar más allá, todo lo contrario. Existen muchas probabilidades que a partir de esta necesidad de protegerse, se genere un ataque en represalia y en contra del supuesto contendor.

Una discusión mal entendida, puede transformarse en una guerra silenciosa o en una guerra declarada que podrá ir subiendo de revoluciones de forma alarmante si al menos uno de los integrantes no pone el fin a esta escalada. Demasiadas veces, las discusiones terminan solo porque uno de los dos ha decidido callar o dejar que todo quede detenido, sin haber sido capaces de llegar al tema que verdaderamente importa y que ha sido el detonante de la discusión.

Podemos ver que hay muchos aspectos que entran en juego en una discusión, partiendo por el inicio, su desarrollo y luego la manera de ponerle fin. En la mayoría de los casos, el evento no deja la sensación de que habrá sido algo útil y positivo. La mayoría de las veces se quedan ambos con los sentimientos heridos, lastimados y disminuidos como personas.

Estas situaciones dejan en evidencia que la desestabilización emocional es la principal causa de los conflictos de pareja que se salen de control. Una persona que se siente atacada por su pareja no está en condiciones de establecer mecanismos de entendimiento, porque al sentirse atacada, no puede tener el espacio para mirar el desequilibrio del otro con ojos neutros. La sensación de ataque le genera un gran estrés y una emergencia por defenderse.

No podemos desconocer que cualquier persona puede perder la estabilidad emocional frente a una situación irritante, pero luego de pasado el pico de las emociones puede volver a su equilibrio y tener la claridad suficiente como para aportar a las soluciones. Una persona más débil emocionalmente se quedará herida en el tiempo y cada vez irá sumando más eventos emocionales negativos a su memoria.

Antes de saber como evitar o como enfrentar las peleas y discusiones al interior de la pareja, es necesario fortalecer el equilibrio emocional personal. Después se podrá trabajar con los verdaderos conflictos que generaron esa situación. A veces pensamos que es al revés, que si no hubiera problemas, nos sentiríamos estables emocionalmente.

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